Las cinco virtudes cardinales
Mi abuelo, cercano a su muerte, me quiso legar un tesoro para toda la vida.

Mi abuelo fue un hombre entre hombres. Salió de la pobreza y alcanzó su máximo potencial. Con frecuencia pienso en él y su vida, y veo a un hombre que no desperdició sus talentos. Una mañana de enero, se sentó en su estudio, tomó papel y lápiz y pensó en sus nietos: en mi hermano y en mí. A pesar de que solo me lleva cinco años de diferencia, mi hermano y yo estábamos en lugares muy distintos en la vida. Él estaba a punto de irse a la universidad en el extranjero, y mi abuelo consideró apropiado escribirle una carta en la que trazaba un esquema general sobre cómo afrontar los estudios, la vida social y cómo mantener el vínculo con la familia. Mi carta fue un tanto más críptica. Se titulaba “Las cinco D’s.” Las enseñanzas de esa carta, como las semillas en la Parábola del Sembrador, han tardado en germinar, y sospecho que no han terminado de hacerlo. A continuación está mi interpretación de las Cinco D’s. Como muchas cuestiones bajo el sol, lo que es cierto hoy no necesariamente lo será mañana; por eso, creo prudente recordar los conceptos generales y no aferrarse demasiado a las definiciones.
1. Deseo (Ferviente): El hombre debe tener un objeto de deseo. Debe querer algo. Debe haber algo en este mundo (o más allá) que quiera tener, ser, ver o vivir. Este deseo no puede ser débil o tibio. Debe arder. El deseo ferviente hierve dentro del hombre. El deseo a medias no lleva a nada. El deseo del hombre debe quemar dentro de él y, a partir de ahí, avanzar.
2. Discernir (Analizar, pensar y fijar las metas semanal, mes): Discernir es descartar lo innecesario y enfocarse en lo importante. Es sintetizar, entender e identificar los objetivos a alcanzar. El deseo ferviente es como las fuerzas de la naturaleza: poderosas, pero sin cauce pueden destruir. Como los deseos en el corazón del hombre, debe haber control y dirección hacia un fin, una meta. Y esas metas deben ser temporalizadas. Conviene recordar que algunas metas toman años en alcanzarse, por lo que esto permite esclarecer un poco el camino.
3. Dedicación: Esto se refiere al sendero. Se trata de no perderse. Es entregarse por completo. Estás en el camino; eres uno con el camino. Se puede vagar un tiempo, poco o mucho, pero te das cuenta de que no hay otro camino que no sea el Camino. Nunca te abandona. La dedicación es compromiso.
4. Disciplina: El martillo y el yunque. Se hace porque se tiene que hacer. La disciplina es cumplir con el deber. Sin importar las ganas. Es constancia, día tras día. La disciplina es disciplinarse a uno mismo.
5. Determinación: Esto es sobre la vida o la muerte. Se refiere a ese momento en el que decides ir tras un objetivo y morir por él, si fuera necesario. La determinación es no rendirse bajo ninguna condición.